Creado en 1984 por David Kolb, el ciclo de aprendizaje experiencial sigue siendo un modelo central de la ingeniería pedagógica para diseñar programas de capacitación interactivos. Este modelo coloca al aprendiz en el centro del proceso de construcción del conocimiento. A través del análisis de experiencias vividas, el pensamiento crítico y la experimentación voluntaria, los alumnos desarrollan conocimientos y habilidades duraderos. El ciclo de Kolb, o teoría del aprendizaje experiencial, tiene aplicaciones en varios campos, incluido el cambio organizacional.
El ciclo de Kolb es un proceso iterativo que describe cómo se construye el conocimiento a través de experiencias y pensamiento crítico. Según este modelo, cada individuo tiene un estilo de aprendizaje preferido. Al comprender el perfil del público objetivo, los especialistas en diseño instruccional pueden crear actividades adaptadas a los estilos únicos de aprendizaje de cada estudiante.
Usar el ciclo de Kolb permite crear programas de formación que fomentan la creatividad y la innovación. Este proceso también ayuda a desarrollar la inteligencia en el trabajo y las habilidades interpersonales. El ciclo de Kolb puede servir como base para una estrategia de gestión del cambio, empoderando a los empleados para que adopten nuevas prácticas profesionales de manera autónoma.
Basado en la teoría del aprendizaje experiencial, el ciclo de Kolb proporciona un marco estructurado para entender y optimizar la adquisición de habilidades. El modelo divide el proceso de aprendizaje en cuatro etapas distintas, cada una desempeñando un papel clave en la consolidación del conocimiento. A través de un enfoque de aprendizaje activo, estas etapas permiten a los estudiantes asimilar conceptos de forma progresiva y práctica.
En esta etapa, los alumnos se involucran en experiencias directas en un entorno nuevo. Ejemplos incluyen:
La teoría de aprendizaje experiencial de Kolb sugiere que los alumnos recurren a sus conocimientos previos, perspicacia y inteligencia emocional para experimentar la situación dada.
En esta etapa, los estudiantes toman distancia de sus observaciones e interacciones, analizando la experiencia desde varias perspectivas. En entornos de capacitación empresarial, esta etapa puede servir como base para el aprendizaje social.
En esta fase, se utilizan habilidades cognitivas para establecer conexiones lógicas entre los diferentes aspectos de la experiencia. La generalización ayuda a los estudiantes a comprender lo aprendido y reconocer nuevas habilidades y conocimientos para desarrollar de forma autónoma.
La etapa final implica deducir hipótesis basadas en observaciones e interacciones previas. Ya sea en capacitación práctica presencial o en modalidad e-learning, los alumnos pueden poner a prueba sus suposiciones a través de nuevas experiencias. Esta fase del ciclo de Kolb puede llevarse a cabo con o sin guía, permitiendo a los alumnos verificar sus teorías utilizando estrategias de su conocimiento previo.
El ciclo de Kolb categoriza a los estudiantes en cuatro estilos de aprendizaje, cada uno adecuado a diferentes formas de construir conocimiento, tanto en entornos presenciales como de e-learning:
Los divergentes se enfocan en la observación y los sentimientos personales, destacando en el análisis de experiencias desde múltiples perspectivas. Disfrutan del aprendizaje social y de las actividades en grupo.
Los asimiladores prefieren analizar conceptos abstractos de manera lógica. Las actividades de aprendizaje individual les resultan más efectivas, siendo ideales para profesiones científicas y educativas.
Los convergentes aplican teorías nuevas para resolver problemas prácticos, utilizando el razonamiento lógico en la experimentación. Este estilo es ideal para alumnos técnicamente enfocados, como ingenieros.
Los acomodadores aprenden a través de prueba y error, aceptando fácilmente la guía de otros. Tienen habilidades de trabajo en equipo y se destacan en proyectos colaborativos.
El ciclo de Kolb es valioso en educación y desarrollo personal. Actividades específicas como salidas de campo, juegos de rol o lluvias de ideas ayudan a identificar habilidades para desarrollar basadas en experiencias cotidianas.
Inspirado en la teoría del cambio, el ciclo de Kolb ayuda a guiar a los empleados en la adopción de nuevas prácticas profesionales. Lemon Learning, por ejemplo, ofrece una solución todo en uno para apoyar el aprendizaje autónomo con orientación en tiempo real que se adapta en función de las acciones del usuario.
Una limitación principal es la fuerte dependencia de la experiencia en el proceso de aprendizaje, lo que puede dificultar la creación de experiencias ideales para los objetivos de capacitación. Críticos como David Boud y Rosemary Keogh también han señalado que el modelo de Kolb subestima la interacción social en la construcción del conocimiento.
El ciclo de Kolb promueve la adquisición de habilidades a través de la experimentación personal, permitiendo diseñar programas de capacitación efectivos para una audiencia específica en función de su estilo preferido de aprendizaje experiencial